martes, 30 de marzo de 2010

Ahora sí, el Estado Libre asociado

Ni más ni menos que el Gobierno de México acepta las condiciones de Estado Libre asociado, léase:

"El presidente Felipe Calderón anunció que su gobierno prepara una regulación para permitir el ingreso de extranjeros que tengan visa de Estados Unidos o viajen como turistas en vuelos autorizados en aeropuertos del país vecino sin necesidad de tramitar la visa mexicana."

"En la apertura de las sesiones de trabajo Compromiso por el turismo en México, afirmó que con las medidas anunciadas se intenta promover la recuperación de visitantes. Señaló que la solicitud de visa mexicana obedecía a dos factores: garantizar la seguridad en América del Norte después de los atentados del 11 de septiembre y evitar el flujo migratorio hacia Estados Unidos vía territorio nacional.

Pero esa situación ya cambió, según el mandatario, pues 'qué duda cabe' de que los estándares de seguridad en México se han incrementado, y 'no digamos en Estados Unidos'. Consideró que quien tiene una visa expedida por los estadunidenses no necesita ocultar su ingreso vía México."

O sea, lo fundamental son las condiciones de la seguridad de los EU. ¡Perfecto!

"Aclaró que dicha medida se aplicará sólo con los ciudadanos provenientes de países a los que se les pedía visa y tienen convenios y certificados de alta seguridad avalados por autoridades mexicanas, las cuales podrán revisar por registros en línea la autenticidad de los documentos presentados por los visitantes.

La otra medida consiste en que los turistas que vengan en vuelos registrados y autorizados en aeropuertos estadunidenses podrán entrar al país para efectos turísticos sin requerirles más que el pasaporte." (Nota de Claudia Herrera Beltrán, La Jornada, 27 de marzo de 2010)

Uno, dos, cien Puerto Ricos

miércoles, 24 de marzo de 2010

El Estado Libre Asociado

Hace una semana preguntamos en este blog si México debe ser un Estado Libre Asociado como lo es Puerto Rico. No los convocamos, pero ayer la plana mayor de seguridad del Gobierno yanqui respondió a nuestra pregunta, por boca de Hillary Clinton, secretaria de Estado de EU, quien dijo:

"'Estamos expandiendo la Iniciativa Mérida, más allá de lo que se había considerado inicialmente', en busca de crear una estrategia integral en contra del narcotráfico."

"dijo que la seguridad es clave, pero para luchar contra los efectos a largo plazo que producen los cárteles, 'sabemos que tenemos que trabajar más en temas de la educación y la salud, en el desarrollo económico y social'."

"Un México más fuerte, más desarrollado económicamente y con una población que suba en la vida gracias a la educación, 'es mejor para nosotros', agregó la funcionaria de la Casa Blanca". (Nota de Georgina Saldierna, Fabiola Martínez y Gustavo Castillo, La Jornada, 24 de marzo de 2010).

¡Esto es claridad!

lunes, 22 de marzo de 2010

La Generación del Sí... Sí Señor Presidente

En las páginas de Milenio y Reforma apareció el desplegado que reproducimos a continuación, y que podría igualmente titularse, como ya sugirió un columnista, el manifiesto de la “Generación del Sí… Sí Señor Presidente”. Hagan un esfuerzo para leerlo hasta el final y comprueben.

La lista de “abajofirmantes” es de lo más reveladora.


No a la Generación del No

Trece años llevan detenidas las reformas de fondo que el país necesita. La propuesta de cambios políticos hecha por el
gobierno empieza a andar el mismo camino: la negación, la parálisis.
Es inaceptable el bloqueo persistente al cambio por parte de las fuerzas políticas. Tiene detenido a México.
Quién se opone a todo está a favor de nada. Si estuviéramos en el paraíso, el cambio sería riesgoso pero, ¿estamos en
el paraíso? ¿No hay nada que cambiar? ¿No hay nada en las reformas políticas propuestas por el ejecutivo que atraiga a sus
opositores? ¿Podemos seguir como estamos en esta materia? ¿Trece años de parálisis no bastan?
Quizá el problema con las reformas propuestas –reelección de diputados y senadores, segunda vuelta en la elección
presidencial, iniciativa preferente para leyes secundarias, referéndum para cambios constitucionales y candidaturas
independientes- es que, por primera vez, los beneficiarios son los ciudadanos, no los partidos.
La resistencia al cambio une a la Generación del NO, la generación de políticos de todos los partidos que han hecho
improductiva nuestra democracia. Quienes apoyamos estas reformas, podemos abrigar serias divergencias entre nosotros
o con el gobierno en otros temas; podemos pensar que a la reforma del gobierno le sobran o le faltan detalles. No es un
paquete perfecto, como si existiera alguno.
Pero en su conjunto, constituye el cambio más importante en el país desde 1994, y sobre todo, la llave para
introducir cambios mayores en otros ámbitos: económico, social, internacional, jurídico, y de seguridad. Por eso las hacemos
nuestras, y llamamos a los legisladores a dejar atrás diferencias menores y el interés coyuntural, a favor de una visión de
futuro audaz y alentadora.
La Generación del NO es responsable de lo que NO ha ocurrido en México. Negar el cambio es perpetuar el presente.
Amigos legisladores: aprueben las reformas y demos inicio al debate de fondo: ¿Qué futuro queremos para México?
Avancemos juntos, para poder luego debatir juntos, y decidir en democracia.

A
Adrián Lajous
Agustín Irurita
Alberto Ruy Sánchez
Alfonso Cuarón
Andrés Rozental
Ángeles Mastretta
Arturo Ripstein
B
Bernardo Sepúlveda
C
Carlos Cuarón
Carlos Fuentes
Carlos Tello Díaz
Cecilia Soto
Ciro Gómez - Leyva
Claudio Lomnitz
D
Denise Maerker
E
Eduardo Norten
Enrique Berruga
Enrique Krauze
Ernesto Canales
Ernesto Zedillo

F
Federico Reyes –Heroles
Francisco Calderón
Francisco Valdez Ugalde
G
Gerardo Estrada
Guillermo Ortiz
Guita Schyfter
Genaro Borrego
H
Héctor Aguilar Camín
Hugo Hiriart
I
Isabel Turrent
J
Jaime Serra
Jesús Reyes-Heroles
Jesús Silva-Herzog Flores
Joaquín López Dóriga
Jorge G. Castañeda
José Antonio Aguilar
José Emilio Pacheco
José Ramón Enríquez
José Sarukhan
Julio Frenk
Jose Antonio Fernández Carvajal

L
Leo Zuckermann
León Krauze
Lorenzo Servitje
Luis Carlos Ugalde
Luis Gonzalez de Alba
Luis Rubio
Luis Téllez
M
Manuel Arango
Mariclaire Acosta
Mario Molina
Miguel Mancera
Miguel Mancera
P
Paz Alicia García Diego
Pedro Aspe
R
Rafael Pérez Gay
Raúl Arias Lobillo
Roger Bartra
Ruy Pérez Tamayo
S
Sabina Berman
Sergio Aguayo
Susana Zabaleta
X
Xavier Velasco

Responsables de la publicación: Héctor Aguilar Camín, Jorge G. Castañeda y Federico Reyes-Heroles. *
* Quisimos invitar a todos aquellos integrantes de la vida política, mediática, empresarial, intelectual y académica del país a quienes pudiéramos contactar en
un breve plazo. Nos une el contenido del texto y la plena convicción de que en la pluralidad o diversidad de opiniones sobre otros temas reside justamente
la fuerza de este intento.


Hasta aquí el desplegado, Arnaldo Córdova escribió al respecto:

“Nunca en mi ya larga vida me ha tocado ver tanta abyección ni tal servilismo hacia el poder. No me importa saber por qué lo hacen. Eso es asunto de ellos. Sólo quisiera saber de cada uno de ellos, incluso de muchos amigos queridos que han firmado esos manifiestos, qué es lo que buscan, en qué creen que nos están haciendo avanzar, aparte de manifestar su muy legítima repugnancia por nuestros repugnantes partidos y por nuestro repugnante y anémico sistema democrático. Si no tenemos algo mejor, es por una culpa que todos deberemos compartir. Y si queremos mejorar lo que tenemos, creo que el mejor camino, como se dice en los manifiestos, es discutirlo entre todos. El problema es que en este país nadie quiere discutir y menos aprobar por consenso. La derecha, ya lo sabemos, sólo sabe imponer y, en cuestiones de gobierno, sólo sabe gobernar mediante la fuerza.” (La Jornada, 21 de marzo de 2010

Su comentario no requiere adiciones.

Batida policiaca contra el SME

Frente a las demandas del SME, el Gobierno responde con la violencia, dejando claro que el Estado mexicano es un aparato al servicio de intereses bien definidos, y que su lucha contra las organizaciones de los trabajadores es la lucha fundamental de los poderosos en nuestro país, a la que se subordinan todas las otras medidas del Gobierno.

El recuento periodístico lo deja bien claro.

“Integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que resguardaban las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC) en varios sectores fueron golpeados por policías federales. Doce trabajadores resultaron heridos –uno de ellos de bala–, denunciaron dirigentes del gremio.”

“El propósito de los policías fue romper la huelga que el SME inició el 16 de marzo, cuando colocó banderas rojinegras en subestaciones y campamentos de la extinta LFC, agregaron.”

“(…) unos 30 electricistas se plantaron en los accesos a esas instalaciones (de LFC en Toluca).

Al lugar donde se manifestaban los trabajadores llegaron unos 120 policías. Si no dejan entrar a los trabajadores de la CFE o contratistas los vamos a desalojar por las buenas o por las malas, advirtió quien los comandaba.

En ese momento dispararon gases lacrimógenos y comenzó el enfrentamiento; los uniformados rompieron con sus toletes los cristales de 15 vehículos.”

“(…) un proyectil de gas lacrimógeno golpeó en la rodilla a su compañero Juan Ceballos Flores y le causó una severa lesión, por lo que fue trasladado de urgencia a una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social.”

“Cinco integrantes del SME se resguardaron en una vivienda, que fue allanada sin orden de cateo, y detenidos dos electricistas.”

“En Ecatepec, estado de México, unos 200 agentes arribaron a la subestación ubicada en avenida Industrias, colonia Cerro Gordo, y arremetieron a toletazos contra unos 70 electricistas, quienes trataron de repeler la agresión, pero fueron superados y sometidos a golpes y patadas. Al menos uno fue arrastrado.”

200 contra 70 vaya contienda.

“Luego que retomó el control de las instalaciones, la policía quemó mantas, carteles y enseres que los activistas tenían desde el martes. Con maquinaria pesada retiró las barricadas.”

“(…) en la zona centro de Ecatepec, la PF desalojó a los 300 electricistas que mantienen un plantón y desmanteló sus dos campamentos. Allí detuvieron a Heriberto y Fidel Olvera Ibarra y Alberto Flores Mercado, acusados de delitos contra la ‘riqueza nacional’.”

Sería interesante conocer el concepto de “riqueza nacional” de Gobierno.
“En Cuernavaca, Morelos, personal de la CFE, acompañado por unos 300 elementos de la PF, retiró el campamento de la subestación de LFC en la ciudad, e intentó sacar los vehículos que integrantes del SME ocupaban cuando estaban en funciones, pero estos últimos lo impidieron.”

Rosario Ibarra senadora, “se refirió sobre todo a un trabajador ilegalmente detenido dentro de las instalaciones de LFC en Cerro Gordo (vía Morelos y calle Industrias, en Ecatepec), al cual la Policía Federal se negó a entregar, a pesar de que estaba muy golpeado.”

(Nota de Patricia Muñoz Ríos, Israel Dávila, Silvia Chávez, Javier Salinas, René Ramón, Rubicela Morelos y Carlos Camacho, La Jornada 19 de marzo de 2010)


Y esto, según parece, es apenas el comienzo.

lunes, 15 de marzo de 2010

Ya éramos muchos… y parió la abuela: La "reforma" laboral del Gobierno

Ahora, en el momento en que la crisis se ceba en el bienestar de los trabajadores, el Gobierno quiere hacer aprobar medidas que significan una vuelta a épocas anteriores en materia de derechos de los trabajadores. Casi una vuelta a la esclavitud. Dice La Jornada, en una nota publicada hoy:

“Acabar con huelgas eternas y permitir que la parte patronal tenga derecho a pedir un arbitraje, como pueden hacerlo actualmente los sindicatos y trabajadores; reconocer el trabajo por obra o tiempo determinado y también el que se realiza desde el hogar, así como permitir los contratos temporales pero con capacitación inicial obligatoria, forman parte de los lineamientos de la iniciativa de reforma laboral que el gobierno del presidente Felipe Calderón prevé presentar este mes.”

Tan se presentan como medidas a favor de los patrones que se afirma que:

“De aprobarse, las autoridades calculan que México avanzaría 25 lugares en el índice de eficiencia del mercado laboral que califica el Foro Económico Mundial, al pasar de la posición 115 que ocupa, a la 94, y remontaría tres lugares en el índice mundial de competitividad.”

¿Y el bienestar de los trabajadores?

“(…) el gobierno propone que se les capacite (a los trabajadores) de manera inicial, para que sean probados antes de ser contratados, y que se reconozca el trabajo de temporada, por obra o tiempo determinado, que según el funcionario puede ser por hora, por día, semana, fin de semana o medio término.” (Nota de Susana Gonzalez, La Jornada, 15 de marzo de 2010)

O sea, trabajo a destajo legalizado. Tal pareciera que el Gobierno sólo puede entender el progreso como el aplastamiento de los trabajadores.

viernes, 12 de marzo de 2010

Las alianzas

Quienes todavía dudan que lo que mueve las alianzas entre el PRD y el PAN no es la mutua conveniencia sino que constituyen una anexión del PRD por el Gobierno, pueden cotejar las declaraciones de Manuel Camacho, coordinador de la coalición PRD-PT-Convergencia, al respecto, que como promotor de dichas alianzas no puede ser tachado de saboteador:

"Si gana Gabino (Cué, en Oaxaca) vamos a estar mejor que con Ulises (Ruiz); igual si gana Xóchitl (Gálvez) en Hidalgo."

"Van a cambiar las expectativas. La gente va a decir: ah, estos (los partidos PRD,PT, Convergencia) sí pueden ganar. Como ahora, en el juego inverso, en la cargada, ya empiezan a decir: aquí va a haber una competencia de tres fuerzas."

"Las alianzas electorales con el PAN son, pues, en la idea de Camacho, la única manera posible de poner a navegar el barco electoral de los tres tercios. Si cambiamos las expectativas, entonces sí podemos hacer política."

"–Qué bueno que Andrés Manuel esté en sus posiciones. Es sano. Si nosotros nos equivocamos, él podrá decir: se los dije. En cambio, si él se sumara y esto sale mal, nos hundimos todos. Y si esto sale bien no le vamos a decir: te lo dijimos, sino le vamos a dar a la izquierda un estímulo que ya no tenía." (¡¡!!)

"Camacho sacó cuentas y concluyó que con esas fuerzas no nos alcanzaba para ser competitivos. Y de ahí, a las alianzas."

"(…) los socialistas (chilenos) se dieron cuenta de que sin una alianza con la Democracia Cristiana no podrían abrir el sistema. No sólo fueron en alianza, sino eligieron a un democristiano como primer presidente de la concertación. Si no, simplemente no hubieran ganado. Hay un propósito claro y ya son otras reglas, ya no se puede ver todo por lo que pasó (en 2006)"

“'Si logramos los votos, la gente se va a entusiasmar. Si no, simplemente va a decir: ‘estos nos llevan de derrota en derrota’. La responsabilidad de los políticos es dar resultados, no sólo tener principios (¡¡!!). En términos weberianos, la política es una ocasión de resultados.'”

"El país está en una situación muy difícil, y si no ofrecemos un proyecto distinto y convincente, no va a ser suficiente con un arreglo electorero. Para que nos dé, necesitamos ir al fondo. Hay muchas diferencias con el PAN que no veo cómo se podrían zanjar" (¿¡!?).

"El punto es cómo frenamos la restauración autoritaria (del PRI): que en una mesa tomen la decisión de excluir a una de las fuerzas, a la izquierda. Es decir, ya el voto no cuenta, el voto y las negociaciones en el Congreso son escenografía."

"No se dice directamente, pero cuando se habla de diferencias ideológicas (entre el PRI y el PAN) lo que ese pacto está diciendo es saquemos de una vez a la izquierda de la competencia, pongámonos de una vez de acuerdo entre nosotros. Es decir, la restauración del pacto de 1989."

"–Hecho por los mismos con los que ustedes irán aliados" (pregunta el reportero).

"–Si no hacemos eso (responde Camacho), vamos a validar lo que ellos quieren. Ya nos dimos cuenta que ése es su talón de Aquiles, cometeríamos un gran error si retiramos la presión (¿o sea que el PRD presiona al PAN?)."

"Estamos frente a la defensa de regímenes locales, clientelares, autoritarios, donde no hay control social que pueda abrir esos sistemas; entonces, no sólo es pierdo, es pierdo y temo."

Entrevista de Arturo Cano en La Jornada 12 de marzo de 2010.

Estas declaraciones no merecen mayor comentario.

sábado, 6 de marzo de 2010

El Estado en la época del imperialismo

En no pocos textos se ha ventilado la ‘teoría’ del ‘debilitamiento del Estado’, del ‘desmantelamiento del Estado’ por el ‘neoliberalismo’.

Tal ‘teoría’ distorsiona la realidad del debilitamiento de los Estados dominados por los Estados poderosos; encubre el hecho del recrudecimiento del saqueo imperialista en las condiciones de la explotación de unos países por otros, que llega incluso a la recolonización (Irak, Afganistán).

Con tal posición se pasa por alto el carácter capitalista de los Estados dominados, el grado mayor o menor de su sojuzgamiento al imperialismo, es decir, el grado en que han sido avasallados por los países más poderosos. La supuesta desnacionalización de los Estados nacionales es un despropósito a todas luces. Los Estados surgidos del ascenso del capitalismo y de la descolonización no perderán voluntariamente su carácter nacional; este carácter es el fundamento ideológico mismo del poder del Estado sobre ‘su’ población, es monopolio de sus burocracias y milicias y es la fuente última de su legitimidad.

Los Estados surgidos de la descolonización, como es el caso de la mayoría de las naciones africanas y asiáticas, de América Latina, etc., ciertamente pueden debilitarse y han llegado a perecer, pero su derrumbe ha tenido lugar en el marco de una lucha de clases particularmente violenta y bajo el asalto de las grandes potencias, recordemos los casos de Haití, Irak, Ruanda o Uganda.

La descomposición de esos Estados, que hemos observado en las últimas décadas con excesiva frecuencia, no significa necesariamente su debilitamiento frente a las clases explotadas de sus respectivos países, sino más bien frente al imperialismo. Lo que parece haber ocurrido fue la prematura descomposición del nacionalismo de las antiguas colonias, que arribaron a la conformación de sus naciones cuando el nacionalismo en general se adentraba en la descomposición, debido en gran parte a la deriva monopolista-rentista de las clases capitalistas. Los casos más sobresalientes de esta descomposición no fueron únicamente, por cierto, el nazismo alemán y el fascismo italiano, sino también la ‘democracia’ estadunidense, la república francesa y el parlamentarismo inglés, convertidos en otras tantas máscaras que mal disimulan la rapiña y el saqueo de pueblos débiles, y la rebatinga por el botín mal habido.

Las naciones del llamado “Tercer Mundo”, o países dominados, más propiamente dicho; llegaron al capitalismo en su fase de descomposición imperialista, lo que también se plasmó en su constitución en Estados nacionales, pues no constituyeron repúblicas democráticas, con libertades burguesas mínimas, sino dictaduras militares, personales, o de partido, todas con pesadas burocracias y ejércitos indisciplinados y abiertamente reaccionarios.

Todos los Estados actuales se integran con instituciones imperialistas, chovinistas, racistas, xenófobas; reaccionarias en toda la línea. De todo lo cual se deriva que en los hechos las instituciones ‘nacionales’ mantengan una guerra permanente contra “sus” pueblos, aplastando toda iniciativa propia de estos; lo que se corresponde perfectamente con la práctica, la ideología y el fundamento económico del imperialismo, o sea, la búsqueda de superbeneficios a toda costa. Esto es, en el momento actual, el imperialismo sólo puede sostenerse sometiendo a las masas populares a una explotación incrementada.

Frente a este escenario de explotación y saqueo imperialista, se desarrolla el utopismo más rudimentario. La organización política auténtica de las masas es suplantada por el clientelismo, los auténticos dirigentes populares son suplantados por agentes del imperialismo; los grupos políticos y sindicales son tomados por pequeños grupos de arribistas, aventureros y oportunistas, defensores todos del orden capitalista y solapadores del imperialismo.

El imperialismo, sin embargo, no puede detener la rueda de la historia, por cuanto no puede resolver las contradicciones más profundas del capitalismo, incluso las exacerba, agudiza, acelerando la descomposición del capitalismo, y es así puesto que no hay ganancia que sacie la voracidad de los grandes capitalistas ni conquista que aplaque la codicia de los políticos imperialistas; los diferentes grupos de saqueadores tienen entonces la necesidad imperiosa de buscar permanentemente un nuevo reparto, más favorable para ellos, del botín saqueado, lo que lleva tarde que temprano a luchas cada vez más destructivas a crisis más agudas.

El Estado, pues, se ‘debilita’, por su sujeción a Estados extranjeros, que sojuzgan a la nación, saqueándola; y manteniendo esta situación por medio de la explotación y la guerra, medios todos, que, pese a las connotaciones religiosas, étnicas, ‘raciales’, etc. que posean, en el momento actual tienen un mismo contenido económico: la persecución de los superbeneficios monopolistas, la consecución de los objetivos geopolíticos y geoestratégicos del imperialismo.

lunes, 1 de marzo de 2010

El ‘derrumbe’ del capitalismo

Entre las corrientes económicas de principios del siglo XX tuvo lugar el debate sobre un eventual ‘derrumbe’ del capitalismo como una posibilidad subyacente a las contradicciones de este régimen al alcanzar el estadio imperialista, esto es, se creía que la expansión del capitalismo encontraría un límite insalvable al agotar el territorio a repartir entre las grandes potencias, de manera que la caída libre de las ganancias desataría una crisis que acabaría con todo el entramado de las relaciones de producción capitalistas.

No obstante la agudeza de los argumentos a favor del “derrumbe”, tal situación límite es una mera abstracción de la realidad, por cuanto de hecho el capitalismo crea y supera constantemente sus límites económicos. La acumulación capitalista prosigue bajo la crisis, aun cuando lo haga en nuevas condiciones: las del monopolismo. Los grupos monopolistas tienen la capacidad de allegarse superganancias, que son la motivación última del régimen capitalista; aun cuando la demanda solvente de mercancías se mantuviera ligeramente rezagada, ésta se crea constantemente, dentro y fuera del país imperialista por medio de los gastos improductivos de los monopolios(2) que regeneran constantemente la pequeña producción y las llamadas “clases medias”, que son esenciales para la reproducción del capitalismo. A este fin sirve también el saqueo colonial, que provee recursos para subsanar los agujeros del sistema como un conjunto; a costa del bienestar de los pueblos dominados.

¿Juzgar que la teoría del derrumbe es fundamentalmente incorrecta implica afirmar que el capitalismo será eterno? En modo alguno. El desarrollo normal del capitalismo conlleva crisis de largo alcance que no se encuadran completamente en la esfera economía y que a la larga tienden a vulnerar al régimen capitalista, arrastrándolo a su desaparición, situación que tiene muy poco que ver con el “derrumbe” al que se referían los críticos de principios del siglo XX. Las contradicciones del capitalismo no son únicamente de tipo “económico”, sino histórico, en el sentido más amplio del término. Pero ciertamente la estructura económica de la sociedad capitalista es la fundamental de este modo de producción, y condiciona al conjunto de la estructura social, por ello, al hablar de crisis del capitalismo, siempre se habla de procesos en los que la cuestión económica es la raíz fundamental, pero no entendida ésta en la concepción habitual o restringida de la economía como un conjunto de relaciones técnicas, sino en su sentido histórico, como expresión de determinadas relaciones entre grupos sociales.

En primer lugar, este régimen sufre una aguda contradicción con su entorno ambiental: toma de la naturaleza más de lo que le restituye, arrojando desechos difíciles de descomponer o alterando los ciclos que le son propios. Sin embargo, en principio, el desarrollo tecnológico puede aliviar al menos algunos efectos directos de la contaminación en el hábitat humano; el “estrés medio-ambiental” puede ser determinado en el entorno ecológico con cierta precisión, lo que permite hacer valoraciones de las medidas a tomar. Pero, en cambio, el efecto a largo plazo es difícil de determinar.

Más relevante, para los efectos de este ensayo, es la tendencia del capitalismo a exacerbar los conflictos político-militares en una escala nunca antes vista.

Las contradicciones sociopolíticas de todo género hallan, en la competencia interimperialista (e intercapitalista en general), un combustible inapreciable.

El capitalismo impulsa los conflictos heredados de épocas pasadas en cuanto estos representan una oportunidad de obtener ganancias, los países poderosos y sus monopolios asociados apoyan a una facción o a otra con recursos financieros, tecnológicos, etc. con miras a recuperar lo invertido con creces.

Además, el capitalismo incrementa los armamentos a una escala gigantesca, en cantidad y poder destructivo. La cúspide de esta tendencia la constituyen los arsenales nucleares, termonucleares, etc., cuya cantidad y capacidad destructiva es mucho más que suficiente para arrasar por completo al planeta.

Y por si fuera poco, se ha llegado a la creación de industrias asociadas a la guerra: consultorías financieras, equipos de salvamento de infraestructura (petrolera p. ej.); ejércitos mercenarios, contratistas de todo género, etc., que atizan los conflictos por el mero afán de colocar sus productos al mejor precio.

La expansión del capitalismo

El desarrollo del capitalismo ha sido motivo de largos debates, particularmente desde que el capitalismo abandonó las fronteras de Europa, debates que se han enfocado fundamentalmente en las cuestiones, no menores por cierto, de la exportación de mercancías y de capitales, es decir, en el “problema de los mercados”.

El planteamiento del problema es más o menos el siguiente: Al irse estableciendo relaciones de producción capitalistas en un país, éstas se representan en una masa creciente de productos del trabajo que se hallan en manos de los capitalistas y cada vez menos en manos de los trabajadores, que por ello se ven obligados a trabajar para los capitalistas, por lo tanto, al irse ampliando esas relaciones se extiende la miseria a las masas trabajadoras, que son por lo tanto cada vez menos aptas para adquirir los productos que ellas mismas elaboran. Algunos teóricos han intentado demostrar que ese empobrecimiento de las masas trabajadoras que acompaña al capitalismo acabará por hacer imposible su permanencia, o sea, que el empobrecimiento reduce el mercado para las mercancías que “portan en sí” las relaciones sociales capitalistas; requiriéndose, por lo tanto, nuevos mercados donde las mercancías se puedan realizar, es decir, intercambiar por un valor equivalente expresado en dinero.

Pero esta operación puramente lógica no hace sino desplazar el problema de la realización al ‘mercado exterior’.

El problema del mercado exterior no tiene relación con el de la realización de las mercancías. El empobrecimiento mismo de las masas, su proletarización, su descomposición en burguesía y proletariado, generan el mercado; ya que, por un lado, obligan a los trabajadores a adquirir su menguado consumo en el mercado; y se crea, asimismo, un mercado de bienes de producción, mismo que crece incluso más rápido que el de bienes de consumo. Y este mercado de bienes productivos, de bienes para la producción, se convierte cada vez más en un monopolio de los capitalistas, es en donde ellos fincan su poder, pues van desplazando de él a los trabajadores, y, al hacerlo, éstos se ven obligados a vender su única mercancía: su fuerza de trabajo. Llega el momento en que la adquisición de medios de producción es prerrogativa exclusiva de los capitalistas, pues estos se vuelven los únicos miembros de la sociedad capaces de adquirir los costosos equipos y de contratar el personal para operarlos que son necesarios para producir con ganancia en las condiciones socialmente establecidas

En el marco del capitalismo anterior al monopolismo, la expansión del mercado se ve limitada por su escaso desarrollo, limitándose su actividad al intercambio de mercancías para el uso, pero en lo que respecta al ‘problema de los mercados’, el único cambio en la cuestión es que ahora el problema se ha extendido ya al mundo entero pues en cada lugar en que las relaciones mercantiles se van desarrollando, se va produciendo indefectiblemente la escisión de la sociedad en un grupo de grandes poseedores y una masa cada vez más desprovista de medios para producir, y al alcanzar este proceso una determinada medida, la necesidad de mercados exteriores vuelve a ser apremiante, pero no lo es porque las necesidades de la sociedad estén colmadas, sino porque el mercado está saturado, porque la demanda capitalista de mercancías está satisfecha, es decir, porque el grado de desarrollo de las relaciones capitalistas de producción e intercambio ha alcanzado el nivel indicado para que los capitalistas lucren al nivel máximo relativo. La necesidad de ‘mercados exteriores’ para el capitalismo es real, pero no atañe al problema de la realización, sino a la cuestión del mantenimiento de la tasa de ganancia de los capitalistas.

Los capitalistas buscan aumentar siempre sus ganancias, esto sólo se consigue desplazando a los competidores al incrementar la productividad del trabajo, para producir más barato y, por lo tanto, con mayor ganancia, y al disponer del mayor mercado posible.

La competencia intercapitalista hace solventes a los mercados externos, crea la necesidad de ellos para el capitalismo mundial.

Por otra parte, la aparición de esta solvencia hace también viables las guerras de partición y redivisión del mundo, por cuanto el aseguramiento de un mercado por tal o cual burguesía no puede efectuarse por medios puramente económicos, por una política de precios, etc., sino que requiere medios político-militares, pues involucra cuestiones estratégicas que complican notablemente la situación.

Esto se lleva a sus límites bajo el capitalismo imperialista, donde al capital-mercancía se suman el capital productivo y el capital financiero como formas concretas de la expansión de las relaciones capitalistas; habida la cuenta de que el capital-mercancía era insuficiente para ampliar los mercados a un ritmo adecuado a las necesidades de los magnates rentistas, que son quienes ahora predominan entre los capitalistas, se que hace necesario “dar un empujón” a la acumulación de capital en los países dependientes, posibilidad que descansa en el simple y llano hecho de que ahora se dispone de la masa de medios económicos y materiales para realizarlo.

La expansión del capitalismo en su fase imperialista consiste en la extensión de las relaciones de explotación capitalistas por encima, a pesar de, y, en ocasiones incluso con el servicio de, las fronteras nacionales; es la expansión de estas relaciones en el contexto de las separaciones de fase que representan las barreras nacionales, ideológicas y culturales que corresponden a los diferentes países. A las tácticas mercantilistas de antaño se suma la fuerza económica de los monopolios, expresada en la fuerza político-militar de los Estados en que se basan esos monopolios.

Si tal o cual frontera no cede a la expansión puramente económica del capital monopolista, lo hará frente a su expansión político-militar, tras la cual, los monopolios extranjeros acabarán por asentarse en condiciones más o menos beneficiosas; pero eso sí, con el aliciente de que habrán dejado fuera a la competencia, lo que por sí mismo puede ser crucial en el juego y rejuego de la lucha por las ganancias.

Políticas de precios, deudas de los Estados, invasiones coloniales, jugarretas jurídicas, guerras interimperialistas, conflictos de todo género; acaban todos por ser otros tantos medios con que se dirime cuál grupo de monopolistas habrá de llevarse la mayor tajada de ganancia.