viernes, 3 de junio de 2011

El lugar de La Guerra Civil en Francia en la obra histórica de Karl Marx

El conjunto de la obra de Marx cubre un periodo de cuatro décadas, aproximadamente de 1843 a 1883, año de su muerte. Marx fue, desde el comienzo un revolucionario preocupado por dar sentido y coherencia a las ideas revolucionarias de su época; pero al mismo tiempo fue un científico, un observador implacable de la sociedad y de los grupos que la componían.

Así lo plasmó en sus obras propiamente históricas: “La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850”, “El 18 brumario de Luis Bonaparte”, “Revolución y contrarrevolución” y “La Guerra Civil en Francia”.

Estas obras deben verse como un trabajo unificado en el que se desarrollan las tesis del materialismo histórico en el caso concreto del devenir del Segundo Imperio Napoleónico, cuyo origen se halla en la derrota de la Revolución de 1848 y cuyo fin se halla en la Comuna de París.

Como Marx expresó, la historia de Francia presentaba una gran oportunidad para ensayar los principios-métodos del materialismo histórico, pues en aquel país las contradicciones políticas se resolvían hasta el final. Pero hay algo más, Francia, con su tradición revolucionaria y su particular posición en la política internacional, era un país del máximo interés para Marx y Engels, pues los sectores democráticos franceses estaban entonces a la cabeza del movimiento europeo; sólo con la derrota de la Comuna la estafeta pasa al centro de Europa, a Alemania, cuyo gobierno era la cabeza de la reacción continental. Tras la derrota de la Comuna, Alemania se “infecta” del virus revolucionario.

La historiografía de Marx es, pues, la historia del auge y ocaso del movimiento revolucionario en Europa occidental, y su paso a nuevas tareas y formas de organización que se pondrán en marcha, a partir de la derrota de la Comuna, en la construcción del Partido Obrero alemán. Corresponderá a Lenin historiar el auge y ocaso de este nuevo movimiento, él testimoniará su bancarrota en la Guerra imperialista mundial y el paso del frente revolucionario al oriente a la Rusia zarista.

Las obras de Lenin, sobre todo “El renegado Kautsky y la Revolución Proletaria”, si bien no son propiamente historiográficas, pueden considerarse la continuación de la obra histórica de Marx.

Marx como historiador se esmera en presentar un cuadro exacto de los conflictos presentes y latentes en la escena política europea, que él concebía como la expresión más visible de la lucha de clases mundial entre el proletariado y la burguesía.

Para Marx la historia nunca se redujo a un mero recuento y registro de los hechos “históricos”, siempre pensó en términos de un estudio dialéctico de la causalidad histórica, con miras a la elaboración de la estrategia revolucionaria; algo diametralmente opuesto a la concepción libresca de los profesores burgueses. “La Guerra Civil…” ocupa por tanto un lugar particular en la obra de Marx, como epitafio del bonapartismo y de Luis Bonaparte (de quien Marx sentía la más viva antipatía), y como exaltación del mayor logro del proletariado en el siglo XIX: la Comuna, forma de gobierno inédita que estuvo realmente al servicio de las masas trabajadoras, así fuese por un brevísimo periodo.

La Comuna es el punto final del camino burgués de desarrollo social, dice Marx, así en Francia como en Europa y en el mundo entero, conclusión que se perfila desde el “18 Brumario”, obra en la que se esfuerza por explicar científicamente (y no sólo “racionalmente”) el ascenso de un grupo desclasado al poder en una sociedad de clases que se torna ingobernable, pero que se mantiene fiel a su base económica burguesa, y cuyo derrumbe abre paso a la Comuna.

El Marx de “La Guerra Civil…” es el Marx que se halla al final de un proceso que ha rastreado por veinte años, desde los prolegómenos de 1848; y que ahora ve cómo sus previsiones se materializan no como la acción de grupos aislados sino como la acción de las masas sublevadas.

“La Guerra Civil…” es un paso más allá del 18 Brumario, se pule el método al extremo, aparece incluso la previsión de la Guerra imperialista de 1914-1918: “coalición de las razas eslavas y latinas…” contra Alemania, a raíz de las anexiones territoriales hechas tras la guerra franco-prusiana y el aplastamiento de la Comuna. Esta obra ocupa en la historiografía marxista el lugar que ocupa El Capital en la economía política. No en balde es la guía programática a la que se remiten los bolcheviques en la Gran Revolución Socialista de Octubre.