viernes, 7 de mayo de 2010

La “cuestión” griega

Finalmente el descontento del pueblo griego ha estallado, desatando movilizaciones callejeras contra el Gobierno, que se ha sometido a los dictados del FMI al mejor estilo de los países tercermundistas en los años 1980s, cuando un Gobierno dependía de que el Fondo le proporcionara o no un préstamo.

Los mismos financistas que prestaron carretadas de euros a un país que a todas luces no podría pagar, con tal de que no se les adelantaran otros bancos, o sea, las bancas de Alemania, Francia e Inglaterra, ahora se devanan los sesos para hallar fórmulas mágicas para que Grecia les pague sus alquimias financieras.

La fórmula finalmente hallada no tiene nada de mágica ni de original, simplemente se trata de sangrar de nuevo a la población griega, mediante un paquete de impuestos y reducción de salarios.

Pero, con todo y que el Gobierno heleno y los Gobiernos europeos aceptaron el plan draconiano y se dispusieron 110 mil millones de euros, para que Grecia le pague a la banca europea, no muy en el fondo, los acreedores dudan que los Gobiernos puedan imponer medidas que reducen a Grecia a un país tercermundista nominalmente perteneciente a la Unión Europea, que, por lo tanto, se habría desinflado, volviendo a ocupar su lugar en la Europa semi-desarrollada.

Y como esta situación es difícilmente aceptable para los griegos, acostumbrados como estaban ya a un nivel de vida relativamente elevado y a considerarse parte integrante de la Europa desarrollada, se han puesto en movimiento, lo que ha llevada al derrumbe de las bolsas, que caen por la creciente conciencia de los financistas de que su dinero no es recuperable, y que tienen que luchar ferozmente para recuperar lo que puedan de sus miles de millones de euros, antes de que la insolvencia de Grecia se contagie al resto del sistema financiero europeo, afectando la valorización del capital y el bienestar de toda Europa.

La resistencia popular griega ha impedido, hasta ahora, salirse con la suya a los financistas, y los ecos de la lucha helénica han sacudido las bolsas de todo el mundo, incluyendo la de México, país en donde se han aplicado ya medidas encaminadas a hacer pagar a los trabajadores los desmanes del Gobierno y de los financistas privados nacionales y extranjeros. El destino inmediato de la economía europea se libra en Grecia, Portugal, España, Irlanda e Italia están ya, como una sombra ominosa, en la antesala de la insolvencia, con deudas que son mucho más voluminosas que la griega.

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